Hoy es un día muy especial, honramos, homenajeamos y agracemos a nuestros queridos docentes y maestros de nuestra vida! Los que estuvieron antes y los que están hoy! Los que con paciencia y amor nos han acompañado y siguen acompañando el caminar de tantas personas!
Le pedimos a Jesús Eucaristía, nuestro Maestro, que siga cuidando, guiando y sosteniendo la fecunda vocación de nuestros queridos docentes adoratrices!!
De todo corazón…
¡¡MUY FELIZ DÍA!!
Vocación docente, vocación de maestros
A veces hay que ser árbol y dar sombra al caminante cansado.
Hay que ser agua, que alivie la sed de respuestas,
y fuego que arrase lo injusto, lo indigno, lo hueco.
Hay que ser roca que abrace los cimientos de lo duradero,
tierra que perciba las posibilidades de la semilla,
y océano, donde podamos zambullirnos,
para renacer llenos de libertad y de esperanza.
Hay que ser canción que alivie los vacíos,
y silencio habitado, que venza las palabras sin sentido.
Unas veces hay que ser hogar al que regresar,
y otras veces, puerta que se abre a la tormenta.
Dios es el árbol y el agua, la roca, la tierra y el mar.
Dios es canto y silencio,
hogar que recibe y puerta que nos conduce a nuevas historias.
Pero hacen falta guías que consagren sus días a buscar ese tesoro.
Hay quien se dedica a sembrar, encender,
forjar, regar, compartir y acompañar.
Hay maestros que cantan con palabras prestadas,
cauces de agua ajena que trae vida verdadera.
Hay maestros con muchas preguntas y pocas respuestas,
que ayudan a otros a descubrir el Misterio.
Soñadores de un bien posible, que convierten su amor en puente,
para acercar a hermano con hermano,
para unir al ser humano con Dios.
Apóstoles, con pies de barro y corazón de fuego.
Que nunca nos falten esos maestros.
(José María R. Olaizola, SJ)